Es una de las obras de arte más conocidas de todos los tiempos. Se trata de la representación del Rey David en el momento previo al enfrentamiento con su enemigo, el gigante Goliat. La figura muestra una espectación que se traduce en la mirada penetrante así como en la tensión corporal claramente perceptible y reflejada en el engrandecimiento de ciertas partes del cuerpo como la cabeza o la mano derecha que es la que sujeta la piedra.
Miguel Ángel realizó esta escultura a partir de un bloque de mármol de Carrara de 14 pies (unos 4 metros y pico) con el que nada pudieron hacer otros artistas anteriormente. Encargado como símbolo de la independencia del estado por la compañía de mercaderes de lana, los cuales eran los responsables de la decoración de la catedral.Todavía hoy y después de casi dos años de haber visto semejante maravilla en directo, no soy capaz de describir el sentimiento que me produjo, pero supongo que fue algo parecido a lo que experimentó Stendhal cuando vio la Basilica de Santa Croce en la misma ciudad que el David, Florencia. En un primer momento me provocó una especie de ataque de pánico que se tradujo en una risa floja. A medida que me iba acercando mi embelesamiento era cada vez mayor y una vez que estuve ante él me di cuenta de porqué era considerada una de las mejores esculturas de todos los tiempos.Ahora entiendo que haya aparecido el nuevo síndrome del David de Miguel Ángel.
Simplemente perfecta, es sublime, terribilitá en puro estado.


