lunes, 23 de agosto de 2010

Nieve y Cenizas

Sus fotografías dejan perplejo a todo aquel que las observa. Podrían parecer montajes, pero este gran artista canadiense está dedicando su vida a inmortalizar la tan cercana y estrecha relación que pueden llegar a tener animales y hombres.

Gregory Colbert renunció a su actividad cinematográfica para dedicarse por entero a la fotografía. Sus instantáneas nos transportan a un lugar gobernado por la tranquilidad y el silencio, por el placer y la serenidad. Un ambiente tan íntimo que hace que el espectador se evada de su mundo real.
Son diez años los que ha tardado en reunir 100 imágenes de su colección "Ashed and Snow" (Cenizas y nieve), pisando lugares tan ocultos y atractivos como el Tíbet, Namibia, Birmania o Kenia.

En esta serie, Colbert ha elegido fotografiar esos animales divinizados con un carácter simbólico y espiritual como el elefante, el guepardo, la ballena o el antílope. Junto a ellos siempre nos suele mostrar a niños budistas, africanos o monjes tibetanos en actitud de meditación e incluso en trance. Asegura que para tomar estos retratos tuvo que estar varios días tanteando la zona hasta que los animales se acostumbrasen a su presencia.

Por medio de estas imágenes quiere hacer ver al espectador su defensa contra la degradación medioambiental y hacerle consciente de la importancia del respeto hacia la naturaleza, ya que su destino y el nuestro van unidos.
Está claro que una imagen vale más que mil palabras.

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